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A la pollita-gansito ahora la persigue una rata-lobo

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Resulta que el señor pollo hace mucho que no da señales de vida... que ni pienso buscar por el momento. No pienso siquiera enviarle un mísero correo de disculpas, nooo.
Dejemos pues, para otra ocasión la vida de nuestro intelectual y "bien portado" pollo.
Ahora lo que le preocupa a esta pobre pollita-gansita es el acecho, acoso, asfixie de un animalejo con un catálogo de "virtudes" que pocos (o muchos, depende de quién le eche el vistazo) pelearían por tener: obsesivo, morboso, fisgón, macho de clóset, taquero irremediable, grosero de ocasión y succionador de energía a lo bestia.
Nada, nada de ella me gusta; sin embargo, su pinche insistencia, su lambisconería, su "dolicidad" y hasta su mirada de corderito (listo para ser sacrificado), y su telaraña de cumplidos me han sabido enredar, jalar, caer en situaciones que yo creía inverosímiles. Sí, esta pollita está a punto de ser engullida ya no por una Boa (que gracias a qué pinche fuerzas extraterrestre, se fue. Espero que le hayan terminado de devorarle las pocas neuronas que tenía, o ya de perdis quitarle esa voz de piruja de barrio naco ofertando sus servicios) sino por una rata-lobo. Efectivamente, es una pinche rata-lobo: rasca, rompe, rasguña, sangra, infecta, muerde y encuentra atajos para empazonarse de los nobles sentimientos de esta pollita para vivir como un parásito y alimentarse de mi, de mis plumaje alborotado, de mis buenas intenciones, de mis garritas, de mi credulidad, de todo. Sí, una rata gorda.
Con el paso del tiempo, me ha sabido engañar, como un gran lobo que ha visto, pisado, olido, besuqueado otros lugares y ha podido hacerse de algunas mañas que sólo los lobos pueden adquirir. Ha diseccionado varias vivencias y placeres hasta llegar a dominarlos y manejarlos, sacarlos a flote a placer.
Un día me la aplicó. Mi pinche paranoia de que tiene a otra, me ha hecho gritarle, aventarle a su cara de pendejo los insultos más bajos, cochinos, mugrosos que la furia me han podido sacar. Eso es gracias a que nunca me ha querido prestar ese pinche celular. Mi tranquilidad pasa en cuestión de microsegundos a ser un enojo rojo, incandescente, que me hace retorcerme porque estoy segura de que me engaña y el muy cabrón me lo enseña y me lo esconde, como esa pelusa que se guarda bajo las alfombras, con aparente limpieza, pero al pasar yo encima de ella deja escapar todo ese pinche polvo que sin embargo, no puedo atrapar.
Decía pues, que me la aplicó. Ante mi insistencia por ese pinche celular, un día sin más, me lo prestó. Yo dije: esto es plan con maña, a huevo que es plan con maña. No me lo pidió en todo el santo día y ni un sólo mensaje, ni una sola llamada. Ah cabrón ¿y ahora? Hasta me sentí con unos cuantos kilos de culpa, porque yo acusándolo de cabrón y mi paranoia es la que se fue hasta las Islas Caimán y yo había querido regresarse.
A esta pollita que de repente le sale lo aguila silvestre, dijo: noooo, pensé mal, mi paranoia fue la que me invadió y no me dejó pensar, la que se recargaba en mis espaldas, me acariciaba las orejas susurrándome: este un perro, un culero que te engaña en tus narices y tú ni por aludida. La paz por fin había reinado en este plumaje rebelde. Pero al subir las escaleras con ese lobo, le dije: qué se me hace que me estás dando un placebo, verdad ¿cabrón? Y madres, así sin más, que le toco la bolsa del pantalón ¡El hijo de la chingada traía otro! Pues a huevo, por eso no sonaba el celular que me había dado como premio, porque al otro número le llamaban. Qué poca madre. Lo jalé de la camisa y me llevó de corbata al echarse a correr con una fuerza que sólo un oso podría generar. Se me hace que éste es combinación de varios faunos. Total, que al final, por soltarlo, la fuerza del rebote hizo que rodara las escaleras y se diera un tremendo madrazo que de puro milagro no le sacó un ojo. Pero él tuvo la culpa, para qué huye de sus pinches responsabilidades.
Lo peor fue que al irse yo no podía parar de carcajearme; mis demonios y frustraciones salían del fondo de mi estómago en forma de risas. ¿Era un dequite? Eso sí, juro que yo no lo aventé, pero la acción de verlo caer ante su intento infantil y hasta aventurero de huir como rata de alcantarilla que está pronta a ser aplastada, me hizo pensar: creo que hay justicia.
Y bueno, otras tantas trampitas que me ha tenido con ramitas silenciosas y muy bien camuflajeadas, que en algunas ocasiones ante mi miopía o mi olfato distinguido, han pasado de noche o han sido descubiertas, según sea el caso.
Juro que ante tantas marraneces que me ha hecho, lo he mandado a la chingada como veinte mil veces. En ocasiones el enojo le dura minutos, horas o un día, pero siempre regresa y termina rogándome, como si les estuviera dando jugosa carne, lo estuviera manteniendo, le estuviera dando vida. No sé, quizás sólo sea masoquista o tenga alguna adicción a ve tú a saber qué depravadeces. Pienso: bueno, si quiere golpes, cachetadas, latigazos, arañazos, se los daré y ver quién aguanta más. ¿Se trata de orgullo acaso? Aunque a estas alturas no sé quién es el lobo y el pollito.

Carta de una pollita ¡emputada!

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Me cae que esas son mamadas ¡eso no se hace! aunque sí, claro, se podría hacer si el objetivo es chingar al prójimo.

Después de pasada la fecha del cumpleaños de mi admirador, a la jefa se le ocurre una semana después que siempre sí hay que celebrarle con un pastel. Realmente me sorprendió su propuesta para la cooperacha del mismo, porque creímos el admirador y yo, que no se habían acordado y que realmente no les importaba; aunque la verdad sí me enojó tal actitud, porque a otro compañero del trabajo bien que lo festejamos el mes pasado.

Cabe resaltar (con marcador de "chíngame-la-pupila") QUE NUNCA LE PEDIMOS A LA JEFA, JAMÁS LE ROGAMOS, JAMÁS LE CHILLAMOS, LE IMPLORAMOS, LE SUGERIMOS, ALGÚN QUE HICIÉRAMOS LA COOPERACIÓN PARA COMPRARLE UN PASTEL A MI ADMIRADOR ¡NUNCAAAAA! NUNCA pusimos cara y sonrisa de mensos y nos plantamos tímidamente frente a ella para susurrarle siquiera que pues ya era hora de celebrarle al compañero. Pensamos: si no les importa, pues total, no hay pex, no pasa nada.

Pues resulta que pasada una semana, y después de la trágica noticia que me comunicó el admirador días antes, a la jefa linda con cara de que no mataría una sola mosca (aunque ahora sé que sería capaz de matar un enjambre) se le ocurre pasarme un papel con la siguiente nota:

"Sí cooperas para el pastel de (mi admirador)"

Yo me quedé perpleja, porque sinceramente ya hasta se me había olvidado. Aunque yo, de buena fe, y sin un gramo de malicia o molestia, fui a decirle que sí; es más, hasta me ofrecí para ir a comprarlo, porque he de decir que yo soy su más cercana AMIGAAAAA.

Bueno, a final de cuentas, Luis (otro amigo) me acompañó por el pastel, aunque regresando, comenzaron con sus jaladas: mi compu estaba ocupada por otra, y no partimos el pastel hasta que la Boa terminara su trabajo. Neta, si no quería pastel, lo hubiera dicho, y santo remedio, nosotros felices de la vida a atascarnos una porción extra de pastel, que he de admitirlo, estaba jugoso jugoso y sabrosón.

Bueno, hasta que se le hinchó la gana a la Boa, fuimos a comer pastel. Terminamos felices y con medio kilo más gordos y regresamos a trabajar. Yo en ese momento pensé: creo que debemos hacer cuentas del pastel, porque no vaya a pensar la jefa que me quedé con el cambio... ¡si hasta puse de mi bolsa! pero eso no importa, porque es mi AMIGOOO.

Busqué desesperadamente en todas las bolsas de mi pantalón el ticket pero no lo encontré. Pensé ¡diablos! ¿donde lo habré dejado? llegué a la conclusión de que lo había perdido.

En uno de esos momentos de ocio, se me ocurrió voltear el papel donde la jefa me había escrito la petición de la cooperacha... comencé a leer aquellas letras azules... me quedé PERPLEJA... muda, sin qué pensar... me dio coraje... me dieron ganas de arrancar greñas... me dieron ganas después de decir mil cosas... Me paré corriendo a donde estaba mi admirador y le enseñé el papel... Volteó a verme con unos ojos de sorpresa y me jaló afuera, lejos de las miradas de ellos. Cuando pudimos leer bien, el papelito decía:

-Psss, ni pastel se merece el menso de aquí al lado...

-Es cierto, ya ni me acordaba, déjame decirles a los demás, pero seguramente quien estará feliz de cooperar, será (yo)

-Psss que ella se lo compre, jajajaja.

Y bueeeno, más cosas venían escritas, pero todas las piedras iban dirigidas a mi, y hasta a la jefa de la jefa le tocó... ¡Lo sabía! Sabía que esa pinche Boa me odiaba... porque como soy una pollita tierna, me ve antojable y me quiere engullir, porque esa vieja ni mastica.

Ahhh, qué poca madre!! Neta si no querían cooperar para el pastel, ¡pues no se compra y ya! ¿Quién chingados les rogó, les dijo, les reclamó? PINCHES HIPÓCRITAS, CULERAS.
Seguramente mi admirador iba a estar chillando por los rincones de su casa al estilo lloronesco: ¡Ayyyy mi pasteeeeel! Y moqueando día y noche porque no le festejaron su cumpleaños en el trabajo.

Y ahora me digo: ¡mensa! ¿por qué no lo leí antes? ¿por qué? ¿por qué? Si me hubiese enterado antes, les hubiera aventado su pinche dinero en la jeta y YO solita se lo hubiera comprado...
Y aparte, qué chingados les importa si soy o no la principal interesada en cooperar. Lo que pasa es que se fijan en todo pinches metiches ¡Cómprense una vida y dejen de estar chingando! Qué diablos les importa si el admirador y yo somos algo, si nos fajamos, si nos manoseamos, si nos... ¡quéee, quéee les importaaaa! Se me hace que están celosas de que toda su atención vaya dirigida a mi... pinches frustadas. No es mi culpa si no las tratan bien sus novios, si están amargadas y no pasa nada interesante en sus vidas. Hasta pendeja fue la jefa, que no se acordaba de la conversación que había escrito atrás... De la Boa estaba segura de que me odiaba, ¿Pero la jefa que le entre también? Jamás, jamás se me ocurrió de ella, hasta bien me caía. Sus pinches conversaciones de niñas de secundaria; ya están bien huevudas, talegonas ¿Y todavía haciendo esas mamadas?

Y a todo esto, se preguntarán ¿Y qué hice al respecto? Naaaada. Pensé mil formas de desquitarme:

a) Aventarle su pinche dinero, y decirles que qué poca madre.
b) Muy respetuosamente regresarle su papelito a la jefa con la conversación a la vista.
c) Leer en voz alta el papelito frente a todos. Para que vean quiénes son las venenosas e hipócritas.

Esas fueron las principales opciones, pero he de admitir que podría echarme a los alacranes encima y me picarían sin piedad, pero sí quería regresarles su cochino dinero.

Pero eso sí, ya tengo forma de desquitarme, y lo haré cuando menos se lo esperan. Cuando creen que un pollito es menso, noble e indefenso, las sorprenderé con unos buenos picotazos.

Pero... Me cae que esas son mamadas ¡eso no se hace!






Carta de una pollita inconforme

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¿Qué acaso hoy era el día de los regaños?

Resulta que fui con mi admirador a un área de la empresa en donde graban programas de televisión. Yo, con toda la inocencia del mundo, acepté ir. Fungió como testigo y vigilante el poli. Todo tranquilo, yo solamente miraba y asentía. Nada anormal.
Volvimos de nuevo al dichoso cuarto... y ahí fue cuando la "tacazos", encargada de turno, como voz de ultratumba, nos pilló y nos regañó como niños de tres años. Como si estuviéramos haciendo algo realmente grave... como si hubiéramos roto una computadora, como si nos estuviéramos robando unos 10 kilos de cable, como si estuviéramos en pleno acto... ejem.
Por favor!! no estábamos cometiendo un horrendo e imperdonable crimen que ameritase un regaño tan feo...

Y no contenta con eso... regresando, comenzó a regañar, que el poli es bien chismoso, que si se pierden las cosas, que si el jefe se entera, que se necesita permiso, que no cualquiera puede entrar, que... que... que.. que... bla... bla... bla... bla... Jefa ¿ya terminó? Perdón por haber cometido la atrocidad de haber entrado al cuarto de máxima seguridad, al cuarto sagrado (mugroso y con basura tecnológica) al cuarto intocable (música de los intocables de fondo), al cuarto que sólo los elegidos pueden entrar... ¿Ya terminó? ahhh sí, se me olvida que no es jefa... señora... "tacazos"...

Solamente espero que no riegue el chisme con todos, porque esta vez arderá Troya: diré del mísero sueldo, de la falta de seguro médico, de la falta de internet, de las constantes reganizas de la "tacazos" que ni jefa es, de los huevones de mis compañeros de trabajo... aunque creo que solamente pondré ojos de pollo enfurecido y diré que sí a todo y me guardaré mi coraje... porque quiero mi carta de recomendación, porque en unos 3 meses, esta pollita piensa volar lejos si encuentra otro trabajo... aunque ya no estoy muy segura de querer mi carta.

Pd: Para colmo de males, la pinche Boadira llegó en la tarde y me preguntó: ¿Ya ahora tú, porque trabajaste en domingo? Le contesté: pues nomás. Y no contenta con eso, me dice: ¿Cómo que nomás? Y le dije: sí, nomás, y me fui de ahí... Ahh chingada madre!! Quieres que te dé santo y seña? Pues no Boa venenosa, no tengo por qué darte explicaciones... faltaba más.

Ahh pinche Boa, y no conforme con eso, le llama a mi admirador para reclamarle de la edición de una nota!! O sea... no contenta con chingarlo en el trabajo, lo hace ahora por celular... grrr... creo que me desquitaré...

Mis patitas!!

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Me lleva la chin... No sé por qué azarosos misterios del destino, se me ocurrió agitar un poco las plumas para ponerme "en forma", pero para mi mala suerte, un dolor terrible me atacó las patitas al tercer día: chillo, pío, me quejo del dolor, tanto que no puedo ni caminar.
Ya me eché de las famosas cremas, ya tomé anti inflamatorios, ya me puse mis compresas, ya le rogué a la Virgen, a San Pedro y a San Antonio, a toda la comitiva santoral... y hasta al mismísimo Cristo de Iztapalapa!! Pero nada de nada, ni un rayo celestial me ha iluminado para curar mis males, y pueda yo saltar sin un signo de dolor y gritar: ¡milagro! ¡milagro! Nooo, que me han abandonao... Abandonaoooo
Mis patas todas acalambradas, me hacen ver como una gallina vieja, que no da para más. Dos días han pasado y el dolor nomás no se va. ¡Necesito una luz de esperanza, debo creer que mejoraré en vez de empeorar!
Por lo pronto, creo que faltaré al trabajo mañana... sí, eso creo... justamente el día en el que mi pretendiente más asiduo cumple años! Diablos! Si no voy, la vampira me estará ganando por unos 5 puntos!! Porque ve tú a saber qué tantas proposiciones indecorosas le vaya a hacer.

Mala, mala suerte... ¡Mis patitas!

¿Perrito yo?

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Ahhh, pinche vieja!!! Si ya lo decía yo, esa pinche vampira me vigila cada movimiento!! Jajaja, como la maldita ya se dio cuenta de que ya nadie la pela y en cambio su amigo me habla más a mi, se muere de la envidia!! Ahh quisiera desgreñarla, arrancarle sus pelos de tarzán que tiene, largos, enmarañados y mugrosos! Podría pensarse ¿Por qué? ¿por qué esta inocente y buena pollita quiere desgreñar a cuanta vampira se le cruce? Pues simplemente por que anda diciendo a otras personas que llego al trabajo y ni saludo, como los perritos... ¿Como los qué? ¿Como los qué?.. Ahhh jija de su $#@%&
Esta pollita ya está pensando cómo enterrarle sus garritas, picotearla y dejarle algunos cuantos arañazos: robándome a su amigo, jojojojo. Ya trabajo en ello... Pero eso sí, no quiere bajar los brazos, y las dos estamos en el constante jaloneo por el amigo... Hace dos días el amigo se ofreció a acompañarme por agua, y la vampira se dio cuenta... ¡Punto para mi! Pero regresando se le ocurrió la brillante idea de mandarlo por un vaso de agua ¡Y el buey que va! Diablos... Punto para ella

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Mi pollo!! Snif snif, mi pollo!! Dictó una solemne plática en cierto evento... ¡Y no estuve para realizar al menos una croniquilla de aficionada!

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Ahora sí de plano Elba Esther casi me infarta cuando dijo: "Por mi pla... por mi raza hablará mi espíritu" ¡Debemos ahorcarla ahora mismo! Sí, ya sé que está pensando en su plaza, que me pregunto preocupada si algún día se la quitarán; es tan perpetua como Gamboa Pascoe o la "Güera" Rodríguez, que descanse "en pus"... Pero ¡Que no la chingueeee! Hay que leer más seguidoooo... aunque sean las etiquetas de los envasessssssss

Observaciones de la pollita

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En el metro:

Niño con camisa de pumas: Mamá, ya se tardó en cerrar las puertas el metro ¿por qué no avanza?
Mamá: (cargando un chamaco de 1 año) Porque estaba esperando a que te subieras.
Niño con camisa de pumas: (silencio)
Yo: Vieja burra... por floja mental, no te daré el asiento, aunque traigas un chamaco cargando y pongas cara de moribundez.
Mamá: Ay señor, por favor apúrese, que tengo calor!
Yo: Ahorita, seguramente te escucha a 20 metros de distancia.

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En el pesero:

Chavo con finta de regiomontano: Weyyyy!! Tengo sed, quiero una paleta de hielo.
Amigo de chavo: Pues chíflale al de las paletas.
Chavo con finta de regiomontano: Nooo weeey, porque me chinga la garganta.
(Sube el señor de las paletas)
Chavo con finta de regiomontano: Weeeey, cómprame una paleta.
(Compran las paletas)
(Se las atascan)
(Amigo de chavo comienza a atacarse de la risa)
Chavo con finta de regiomontano: (asfixiado) No mames weeeeyyyy!! Yo ahogándome con la paleta y tú cagándote de la risa!!
Yo: Psss no mames weyyy!! Si no sabes comer una paleta, no te la compres...


Maldita vampira

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Ashhh, esa pinche vampira me pone de malas cada vez que la veo. Ya me di cuenta que es bien linda con los hombres, hasta galletitas les ofrece, pero conmigo ¡madres! ¡toma chango tu mecate! ¡hasta la cabrona se da el lujo de chiflarme para que me apure a salir del baño! ¡chingada madre! ¿Ya ni eso puedo hacer? Nomás le faltó tronarme los dedos... aunque yo se los hubiera roto. Y bien que lo hizo a propósito, porque no llevaba ni un minuto y ya estaba chingando... y aparte hay más baños, no es el único.
Lo que me hace que rechine los dientes es esa pinche voz de pito que tiene, habla como una niña de tres años... parece retrasada.
Me cae que en la primera oportunidad, me encargaré de regresarle todas esas piedritas que me ha aventado... pero de una sola vez.